El avance mandibular se utiliza en cirugía oral y maxilofacial para corregir problemas de maloclusión, apnea obstructiva del sueño y otras afecciones relacionadas con la mandíbula.
También conocido como osteotomía mandibular, implica mover la mandíbula hacia adelante para corregir problemas de alineación y mejorar la función mandibular. Esta cirugía puede realizarse en pacientes con maloclusión grave, prognatismo mandibular (mandíbula prominente) o apnea obstructiva del sueño, entre otras condiciones.
Los casos más habituales que requieren avance mandibular son los siguientes:
- Maloclusión grave que no puede corregirse con ortodoncia convencional.
- Prognatismo mandibular, donde la mandíbula superior o inferior sobresale en exceso.
- Retrognatia mandibular, donde la mandíbula está retrocedida en relación con el maxilar.
- Apnea obstructiva del sueño, donde el avance de la mandíbula ayuda a abrir las vías respiratorias y mejora la respiración durante el sueño.
La realización de esta operación tiene indudables beneficios para el paciente, entre los cabe citar:
- Mejora de la función masticatoria y la alineación de los dientes.
- Reducción de los síntomas de apnea obstructiva del sueño, como ronquidos y pausas respiratorias durante el sueño.
- Mejora de la estética facial y la armonía facial.
- Mejora de la autoestima y la confianza del paciente.
Esta cirugía se lleva a cabo bajo anestesia general en un hospital o centro quirúrgico. Durante el procedimiento, se realiza una osteotomía en el hueso mandibular para permitir el avance controlado de la mandíbula hacia adelante. Una vez que se ha logrado la posición deseada, se fijan placas y tornillos de titanio para mantener la mandíbula en su nueva posición.
La recuperación después del avance mandibular puede variar según la extensión del procedimiento y la respuesta individual del paciente. Sin embargo, es común experimentar hinchazón y molestias durante los primeros días después de la cirugía. Se pueden recetar medicamentos para el dolor y la inflamación, y se recomienda seguir una dieta líquida o blanda durante las primeras semanas.
Es importante evitar actividades físicas intensas y seguir las instrucciones del cirujano para que la recuperación sea la adecuada.