Gracias a la tecnología 3D, la implantología ha podido avanzar enormemente desde finales del siglo pasado. Se han desarrollado sistemas de cirugía asistida por ordenador, fáciles de utilizar, que se han podido aplicar a la implantología dental, en forma de programas informáticos y sistemas de navegación quirúrgica.
Gracias a ello, los especialistas en implantes dentales podemos ser más ambiciosos en cuanto a los objetivos estéticos y funcionales de nuestros tratamientos. Por ejemplo, podemos planificar de manera precisa, con el uso del escáner óseo en la propia consulta, en cualquier momento del proceso, incluso cuando surgen dudas intraoperatoria. Somos capaces de transferir la planificación a la cirugía, con un margen de error mínimo, lo que permite llevar a cabo intervenciones altamente complejas en tiempos reducidos y con un impacto postoperatorio mínimo.
Para lograr el éxito en implantología resulta esencial la colocación exacta de los implantes, especialmente en aquellos casos en los que los pacientes presentan problemas de hueso o exigencias estéticas elevadas. Por ello, el colectivo profesional ha instaurado una nueva filosofía en la que es clave reducir las distorsiones de los métodos de diagnóstico convencionales y los inconvenientes de una planificación tradicional basada exclusivamente en las radiografías panorámicas.
Así, ha incorporado a la especialidad dos notables tendencias en las actuaciones quirúrgicas que desembocan en la mezcla de la cirugía guiada con la planificación estética facial y dental integral.
Número y disposición de los implantes
El paciente debe conocer que para su cantidad de hueso, encía y problemas estéticos, existe un numero y una disposición de implantes “perfecta” que puede reproducirse en el quirófano si los medios técnicos de la consulta y la experiencia del cirujano lo permiten.
Antes de centrar la atención en los dientes, es necesario evaluar los elementos que forman la composición facial. El examen lateral y frontal del paciente, incluido el análisis de la posición de los ojos, nariz, barbilla y labios, permite la identificación de los puntos y de las líneas de referencia que son imprescindibles en la rehabilitación estética.
En una cara armoniosa se pueden reconocer ciertas líneas que unidas crean una especie de geometría regular. Sin embargo, la presencia de diferencias moderadas o de irregularidades leves no compromete el resultado estético final y puede incluso proporcionar un aspecto naturalmente agradable. Las indicaciones proporcionadas por los labios del paciente y su perfil pueden sugerir la forma y el tamaño ideales de los dientes anteriores.
Por ejemplo, unos labios gruesos indicarían una colocación ideal de implantes para reconstruir los dientes con un predominio de los anteriores. Por el contrario, este predominio debe ser moderado en los casos de labios finos.
Si consideramos la sonrisa, una sonrisa agradable se puede definir como aquella que exponga totalmente los dientes superiores, junto con 1-3mm, aproximadamente, de encía rosa. También la anchura de la sonrisa es un criterio importante. El clínico es quien debe valorar las dimensiones del pasillo labial lateral y variar en caso de necesidad las inclinaciones de los ejes de los dientes.
En una segunda entrega abordaremos otros aspectos de la mejora de la estética facial gracias a la planificación digital.